¿De qué tratará este blog?

Vueltas y vueltas

Parece ser parte de mí que le doy muchas vueltas a las cosas, incluso a este artículo en el que intento transmitir la idea del blog y la temática que tratará. Se lo mostré a un amigo quien me dijo que lo que quiero transmitir, por ejemplo el hecho que yo promuevo la auto-aceptación que incluye la propia imperfección con la que nacimos, versus mi manera de darle mil vueltas antes de publicar algo, es una contradicción: Por qué no asumir mi imperfección y publicar lo que surja siendo que forma parte de la imperfección por lo cual no solo es auténtico sino completamente respetable? Mmm, a ver, y si simplemente escribo y lo subo?

Aquí va…

Mi vida regida por los deseos

Yo creo que en mi vida en muchas ocasiones he dejado que los deseos tomen el control sobre mi camino, mis decisiones. Creo que fue más o menos así como pasaba mi vida: Me ponía a pensar y me ponía a sobrepensar acerca de mis deseos, ambiciones y objetivos: Qué quiero lograr y cómo puedo realizar lo que me propongo, y a partir de allí a la acción. Sin ser precisamente auto-compasivo ni consciente de como estas ambiciones armonizaban conmigo mismo en mi ser más profundo. No diría que estaba regido por criterios externos porque siempre trataba de dar una nota personal a las cosas que hacía y cómo las hacía, tratando de desencajar a propósito.

Los objetivos

Pero tampoco mis actuaciones iban muy concordantes con mi autenticidad ni con un propósito de vida (tampoco es que supiera decir cuál es). Pues, siguiendo este estilo de vida, sin duda me ha hecho muy perseverante y ambicioso y me ha permitido lograr los objetivos que me proponía independiente si eran nobles, desafiantes, básicos o ambiciosos. Incluso no sabría decir ni siquiera si los objetivos eran míos o impuestos de afuera. Desde mi punto de vista de hoy, creo que no ha sido un camino que conducía automáticamente a la felicidad. Quiero decir que aunque pudo haber habido felicidad en este camino, no era el propósito prevaleciente. Pero lo que sí puedo afirmar es que lo que tuve y lo que tengo es una vida gratificante y movida. Pero… no me basta.

Autenticidad y esencia

Me falta una componente esencial, algo propio mío, algo auténtico, algo que dé sentido a lo que estoy haciendo. Algo que supere esta aparente desconexión, aunque sea parcial, de mí mismo. Para esto, en primer lugar, habría que reflexionar acerca de qué podría ser el origen de esta desconexión? Hablando sinceramente, tampoco sé si en mi proceso que estoy queriendo emprender, estoy encontrando un “mejor” camino que me conduce sin desvíos hacia ser feliz del todo o ni siquiera sé si me lleva a acercarme a ello. En este blog, mi idea es compartirles mis experiencias en este camino que estoy emprendiendo.

¿Y cuál es el camino? Así describiría el camino si lo tuviera que expresar en una sola frase:

Vivir la vida como el resultado de lo que surge cuando estoy purificando mis intenciones.

““””

 

Por si conocen los cómics del Condorito, ahora dirán:
¡Exijo una explicación!

 

Purificar la intención

Y aquí va: Cuando hice el curso para ser instructor de Mindfulness ‘Nivel Practicum’, estuvimos hablando de un concepto llamado purificar la intención. Qué es lo que entiendo yo bajo este concepto? Retomando lo que decía en un principio acerca de los deseos y objetivos y como regían mi vida: Creo que la intención no engloba los deseos porque no son genuinos sino suelen ser externos. Tampoco creo que engloben valores tales como las que me transmite por ejemplo la religión, una creencia o una sociedad. ¿Por qué? Porque me los han impuesto. No significa que estén mal estos valores, simplemente digo que el origen de como me han llegado no va en concordancia con mi entendimiento de una intención purificada. Algo parecido ocurre con los objetivos: Considero que los objetivos que me he planteado en la vida, pueden en algunos casos haber estado regidos por influencias externas. Y si el origen de como nació un objetivo es externo, posiblemente ir a por ese objetivo conlleva un esfuerzo que al fin y al cabo resulta en agobio y agotamiento. No tiene nada malo tener objetivos, pero hay que estar consciente si realmente son de uno o si son impuestos por alguien, sea por la empresa donde uno trabaja, por la norma social, por la familia o la pareja o por cualquier otra influencia externa.

Superar la desconexión basándome en mi intención

Tal vez es allí donde se origina una desconexión, cuando el origen de lo que a uno le mueve es externo, cuando la fuente de mis acciones no me pertenece. Por el otro lado, podríamos preguntarnos, cómo le damos sentido a las cosas que hacemos si no seguimos ningún objetivo? ¿Cómo le podemos dar una vuelta a esta lógica? Vamos por partes… (como dice Jack el Destripador) y volvamos un poco a la reflexión acerca de qué es la intención.
Existe una diferencia entre el objetivo y la intención. El objetivo está dirigido hacia afuera mientras que la intención está apuntando hacia uno mismo. Un objetivo tiene la particularidad de corresponder a un ideal el cual, una vez alcanzado, suele modificarse hacia un objetivo aun más ambicioso. Esto lo hace inalcanzable y ocasiona sufrimiento. La intención no es un ideal ni es cambiante como el objetivo. Es simplemente ser. Un objetivo además tiene una finalidad como tal que sirve para cierto propósito. La intención no tiene una finalidad específica. No apunta a resultados o mejor dicho: No se hace responsable del resultado. La intención solo es. Y lo que surge de ella, es lo que tiene que ser. No lo sé antes. Y lo más probable es que los resultados que adquiera ni me los imaginaba.
Para ejemplificar este contraste entre el objetivo y la intención, tal vez se puede usar de manera análoga este par de palabras que expresa algo parecido: buscar y descubrir. Si busco, encuentro lo que busco o nada. Sin embargo, si me dedico a descubrir, lo que encontraré es lo que sea que esté allí. Un descubrimiento por lo tanto nunca puede defraudarte, mientras que una búsqueda sí puede frustrar cuando no encuentras lo que estabas buscando.

La intención está en el presente y determina mis acciones

También existe una diferencia en cuanto a la temporalidad: Los objetivos son a largo plazo. La intención está en el presente, se alcanza de inmediato. No va más allá de ahora mismo. Aunque las consecuencias sí pueden darse poco a poco y se extienden alrededor de uno, tanto en el espacio como en el tiempo. Pero nunca estás por detrás de tu intención, siempre estás a la misma altura.
La intención sería todo lo que albergamos en nuestra esencia y a partir de la cual nacen nuestras acciones, partiendo del supuesto que ya tenemos todas las herramientas disponibles dentro de nosotros. La intención entonces sería una mezcla de lo que sentimos, de los valores que surgen de nosotros mismos, entendiendo que tenemos una ética innata y todo lo demás que es genuino entra en nuestra intención. Todo lo que nace desde adentro de nosotros y que determine nuestras acciones sin la influencia externa, sino regido por lo más profundo de la esencia y por el corazón. Esto es lo que está abarcado por el concepto de intención que yo entiendo.

¿Cómo llego a purificar la intención?

Purificar la intención… nos faltaría mirar qué sería Purificar en este contexto:
Purificar por lo tanto, sería el proceso para llegar a esta intención auténtica. Ir hacia la esencia, hacia lo más puro. ¿Suena a mucho esfuerzo? Pues no lo es. Asumiendo toda la responsabilidad de lo que somos, esto es purificar la intención. Incluyéndolo todo, desde la nobleza y fortalezas hasta la debilidad más temida y la imperfección mejor escondida. Y si aplicáramos esfuerzo? Pues sería solo para tapar nuestras debilidades e imperfecciones. Dejar que las cosas y uno mismo sean tal y como son, es equivalente a la ausencia de esfuerzo. El lema de purificar es: Deja que sea fácil!

Es un camino que permite despojarnos de nuestros deseos y nuestros anhelos. Es una aproximación muy pragmática aunque la frase anterior sonaba como el Dharma del Buda: el camino para salir del sufrimiento. Sin embargo, aquí no quiero apuntar a un despertar o iluminar, sino a como marcar un rumbo concreto en la vida sin ser analítico (y sin sobrepensar las cosas).

Para mí esto significa: Seguir mi intuición, mi corazón, estar inspirado en la humildad y honestidad. Guiado por mí mismo, por lo que me mueve. Usando el motor que ya tengo incorporado pero tal vez lo tengo en desuso o no le había confiado suficientemente como para pasarle más protagonismo. O incluso temía – por el motivo que sea – ser más yo. Lo considero un camino pragmático porque es empezar HOY de SER, de ESTAR PRESENTE tal y como soy. Además es pragmático porque no tengo que esperar para empezar a aplicarlo, ya que la vida me pone retos constantemente, en el trabajo, en la familia y en todos los ámbitos de la vida. Es un camino que sin duda quiero emprender con confianza y con curiosidad, a ver donde me lleva. Tampoco hace falta haberse “purificado” completamente (sea lo que sea que significa) y apenas después se puede emprender una vida nueva, sino el proceso de purificación como tal – que quizás no termine nunca – es equivalente a la meta.

Descubrir el camino y observar el proceso

Estoy curioso de saber si puedo disfrutar de él, si estoy en condiciones de descubrir lo que haya sin albergar expectativas de lo que quiero encontrar. Observando quizás cómo este proceso me ayuda a quitar los filtros delante de mis ojos y me permite salir de los condicionamientos que rigen mi vida, entregando así el timón al consciente que actúa en el presente en vez del inconsciente que está regido por un condicionamiento del que no soy dueño. Paso a paso permitiendo ser más permeable ante lo que ocurre, sin rechazar nada. Permitiendo que integre en mí todo lo que es mi experiencia humana aunque me encuentre con momentos o situaciones desagradables.

Siento un profundo agradecimiento al escribir esto y tengo mucha ilusión para seguir escribiendo. La vida misma me ha puesto el reto y me da a la vez las respuestas. La vida es tan sinfín y tan sin límites que resulta ser emocionante pensar que cada momento de mi vida es tan valioso y tan lleno de todo, que no tengo que esperar nada porque ya está todo delante mío. Todo se resume en el momento presente, no hay nada más allá. Solo hay que prestarle más atención. Para ser más puro. Para actuar desde una intención más pura.

Lo que contaré en este blog…

Lo que contaré en este blog serán mis experiencias al andar más mindful por la vida – sea en el ámbito laboral o en el personal – y tratando de purificar mi intención siguiendo a estos lemas: Más conciencia, menos yo, menos juicio, con aceptación, con disposición incondicional, con meditación, con auto-compasión y compasión, con ecuanimidad, confiando en la plenitud que alberga el ir paso-a-paso.